CRÓNICA DE
MIEDO URBANO
Hace cinco años en el parque Belén
existió un hombre llamado José Montague, el cual era visto por la población
como un hombre muy honorable que se preocupaba por dicho parque. Este
santandereano, cuidaba cada detalle de este espacio público manteniéndolo
aseado, hermoso y seguro lo que lo hacia ser muy visitado por las familias y
personas aledañas a la zona.
Este hombre llamado por los habitantes
el Alcalde cívico contaba con el apoyo de la alcaldía y la policía de Medellín
quienes hacia caso a sus peticiones en beneficio de la sociedad y el parque,
era tan entregado al cuidado de este espacio que en poco tiempo su familia y
algunas personas se unieron a su labor por lo que seguían paso a paso su
cronograma de actividades como desyerbar y cortar algunas ramas de los arboles
de el parque, se apropiaba tanto de la apariencia de este que lo cuidaba como
si fuera su casa.
Pasado unos años José falleció a causa
de una enfermedad, cuentan que su entierro fue el mejor ya que mucha gente lo
quería por todo lo que hizo por la comunidad, dejando un legado entre las
personas que constantemente visitan el parque, adultos mayores, niños y
jóvenes. Todavía muchas personas lo recuerdan como un hombre emprendedor y que
le cambió la cara al parque Belén con un ejemplo de vida que dejó huellas en
este espacio.
Sin embargo, desde este acontecimiento
el parque ha venido desmejorando su apariencia notablemente, pues nadie se
preocupa por el, a causa de esto han venido asentándose personas que dan mal
aspecto a este espacio como indigentes que se apropian de las sillas para
dormir en ellas, viciosos, alcohólicos y demás
que lo hacen un sitio con altos índices de inseguridad, presentándose
atracos frecuentemente, por lo tanto la población se ve afectada “ a partir de
las nueve de la noche no se puede transitar ni estar en este lugar” dice un
vendedor ambulante que frecuenta el parque con temor.
Al escuchar a los habitantes
referirnos esta historia, percibimos que ha cambiado mucho lo que se pensaba
del parque Belén y ellos con temor no los ratifican, este es un miedo que va
creciendo, sobre todo por la carencia de la fuerza pública en el espacio, por
lo tanto se convierte en una problemática social que no va a disminuir mientras
las personas no tengan sentido de pertenencia por el parque Belén.
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